Saben bien los nómadas del aire
que sólo el Amor enamora.
Al son de címbalos y guitarras, entre el baile raíz,
embozada, tal vez, al envés del Silencio,
sigilosa o abierta..,
pendular asciende la semilla de las virtudes
desde su esencia sagrada.
Y Renacemos.
Por fin somos rubor saciante, boca de Dios,
por fin Siendo,
herido de muerte el espejo líquido que derramaba su mentira
hasta apagarse ahora el engaño en la alianza de los Despiertos.
Desde los luminosos atrios de este alba nuevo
quedan olvidadas las urgencias añadidas,
los perfiles agotados,
el singular desfile de las sombras vírgenes;
se desploma la trama en su velo de barro,
estalla la tinaja…
y duele.
Un dolor lento, de luto y arrebato,
de soñar volverse atrás, pero ya es tarde.
Duele hasta querer dejar opaco este celeste Vacío,
sin saber siquiera ya a quién le está doliendo tanto.
O que habita tras tanto hambre y pedazos.
Tal vez un juguete, otra ilusión, la lluvia niña, más vanidad… Lo Real.