martes, 20 de diciembre de 2016

Nunca sabrás a qué sabe mi cuerpo...ni jamás fondearé en tu pecho de almendra.
O tal vez sí.
Hay toda una historia descuidándose...o tal vez no... mientras tus manos acarician magnolias.
Jamás fueron fáciles los cambios de estación.

Soy Feliz en mi barco nómada acicalando aventuras y sigo sin acostumbrarme a destejer quimeras... deriva más bien todo mi reino en enhebrarlas.
Siempre hoja en el Viento...hijo de las hojas y de Áquel.

Ahora sólo resta ahogar este mar tan hondo. Dejar de escribir.
Recoger mis velas y mirar hacia el Cielo para asaltar un nuevo asombro fugaz... otro regalo dulce o el mismo zarpazo viejo.

Mientras te despides...lloras.
Y es tiempo de ser inédito protagonista de otro sueño de otoño.
Humo que desgarra la rima, el mismo hilo azul dispar repetido... esa escalera que se deshace sin días... o mi rima infinita fecundando tu recuerdo regalo.

Soy un sueño en círculo y ganas de descansar.
Los pasos de cualquiera...aunque esta historia es sólo nuestra y de todos.
Silbo ese silencio de bosque que habla de tu piel poema... surco sereno la mirada sanadora de nuestro Amor muerto...tan vivo. Abrazo tu Pureza.

Por fin lo acepto:
Vuelvo a ti con otro nombre.

¿ Qué necesito yo para ser feliz?


2 comentarios:

  1. Necestas "ser" y eso lo tienes, lo hay, lo es...

    Que lindas palabras para despedir, para volver o hasta para recibir.

    Eres grande mi pequeño hombrecito lindo. Gracias.

    ResponderEliminar

  2. Ya no escribo,
    para que mis letras no vayan a buscarte,
    o se empeñen en verte, para que no te llamen.
    Ni sueñen con tus besos, ni te inviten a amarme,
    O pidan suplicantes, que este vacío me tapes.

    Ya no escribo,
    porque no quiero hacerlo, sobre el miedo
    a tenerte, a anhelarte o dañarnos,
    o el miedo a recordarte,
    eclipsándome soles y la nada llenarme.

    Ya no escribo
    Y no hablo de quejas. Ni de ausencias. O dúelos. Ni de lunas que arden, en lechos bien compuestos. Ni de ojos en sangre. Ni dolores de parto. Ni de pieles ajadas, por la falta de besos. Ni de manos dormidas y labios resecos.

    Ya no escribo... Para en la tierra enraizarme. Y que el eco del silencio, me ayude a serenarme. Para en mis huecos encontrarme y volar en mis adentros.
    Pilar García (Pilig)

    ResponderEliminar