La
inconsciencia nos mata. Resta.
Nos hace más pequeños.
Daña
lo mejor de nosotros la ciega ignorancia.
La
soberbia es otro
tapiz opaco que arrebata del alma su Luz y frescura. Y nosotros,
desnudos de la divinidad que somos, nos convertimos en máquinas
ausentes sedientas de nada. Repetidas.
Vacías de todo.
Cansadas.
Olvidadas
sombras que vagan tristes
como flores al Sol de un eterno agosto de desierto.
La
Humanidad se deshumaniza negando
lo Esencial
y su
alma. Eso tan
último
e íntimo que abrasa
con solo
rozarlo. Hálito
básico que hace ver al prójimo en cada
todo y todos. Huella de
lo Alto. La Humana
Unidad se desmiembra a toda prisa mientras
nuestros ojos adormecidos
se llenan
de sucias imágenes
frías
de plástico en plasma...legañas
pasajeras sin sustancia
real. La Humana
hermandad olvidada
quiebra las calles y casas. Justo allí donde triunfa el golpe y la
amenaza, la extorsión,
el exilio de lo que sí
sabe convivir, lo zafio
con sus
gritos
que sobran
o
tantos
silencios aún más violentos si
cabe.
Sí
es cierto: nos imponen las prisas, lo urgente, la fuerza, lo
aparente, el poder menos tierno y comprensivo, la brutalidad, el
miedo...el miedo...el miedo...el mismo innegable miedo repetido. Y
como no estés atento caes en la red. Compras la trampa. Te haces
esclavo. Pierdes Amor.
Las
relaciones, como cualquier otra manifestación cultural, solo son
fieles espejo de su tiempo. Los malos tratos hablan del maltrato que
hacemos a nuestro lado más luminoso. A nosotros mismos. Olvidar el
Amor es morir. Identificar el amor con la posesión, la muerte. La
sociedad se desangra sin saberlo siquiera.
Pero
siempre nos quedarán los poetas, la literatura, el regazo de Dios,
la playa tranquila, el
bosque abrigo, los
eternos niños creativos, la esperanza lúcida y en pie, ese humano
que se entrega y es ejemplo, las lágrimas que lavan tanto ego tan
henchido, la música como milagro, el innegable triunfo final de la
somatización más radical de la Belleza.
Siempre
quedará la mediación de los místicos, la meditación, el despertar
a la Fuente, la Luz.
Y todos y cada uno
somos así potencial poema y canción, mirada que acaricia, escucha
atenta, vela, velero,
brazos que salvan y no
pegan, ternura tierna
que camina con Luz al son de un latido vivo y consciente. Todos somos
Humanos y por ello milagro.
Dejemos
que lo vivo lo inunde todo de nuevo. No hay más real bienestar que
estar bien realmente. Y eso requiere feliz entrega a la búsqueda
dichosa de uno mismo. Relajar el temor, Educar el Alma. Sepamos
descubrir la Vida Secreta de los pájaros que habitan en el Universo
del Amor. Volemos...más allá de las jaulas de oro hasta nosotros
mismos. Seamos mano amiga tendida.
Muchos
niños hoy adultos no encontraron el calor de un regazo que los
hiciera sentir dignos de ser. Toca acoger. Dejar que se acurruquen en
lo cierto. Abrir otras ventanas a sus desilusionados almas. Jamás
gozaron estos niños del gozo de vivir. Y entonces disfrazados de
adultos prepotentes empezaron a ocultar su miedo bajo el manto
púrpura de lo violento y la dictadura. Se sienten solos, se
volvieron sordos al eco de su alma sedienta de una atención que les
fue negada.
Para
qué hemos venido a esta vida. Qué es lo realmente cierto. Lo que
importa. Dónde pongo mi Atención... cómo uso mis talentos. Hasta
donde voy a seguir derivando responsabilidades propias como espejo
que refleja el sol que necesita su Verdad Cálida. Sirvan estas
letras como alas y raíz. Siempre flotando entre lo innegable y el
deseo.
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