lunes, 31 de mayo de 2021

Molde de palabras despertadas de improviso.


Despunta al alba el séquito de lo sencillo,

lenta se eleva esa alquimia que da espacio,

en puntual cadencia insomne de vereda de segundos.


Hay en ti hoy un parque descalzo, dos semillas de sésamo y mostaza, otro nuevo tren que atraviesa tus párpados,

y el eco de campanas viejas llenándote con su recuerdo de unas manos madre.

Todo es real... y sólo poesía.


Veo a su vez sombras audaces enhebradas a la trenza de la noche, vigilando el balanceo huérfano de otro columpio vacío.

Huele el verso a exilio y hogar.


Has de saber: que nos estamos jugando la Vida… a cada instante.


Cuando el sol de la noche ya no juzgue ni retenga,

en mágica desnudez, bajo el auspicio de un paraguas transparente y su sorpresa, la Luz Verde nos guiará a tientas por la penumbra de ese misterio que sabe a mimo y travesía, a guiño de estrella antigua, a molde de palabras despertadas de improviso.


Sólo algunas caricias suspenden el reloj de arena que duerme en todo pecho, solo algunos versos pueden salvarnos de la herencia terca de tanta soledad.


Justo eso somos: el añico que tiembla ante el espejo tras descubrirse uno hecho de dos… o viceversa.


Y se abre libre tu sonrisa de humo y gris. 

martes, 18 de mayo de 2021

Los mirlos de la nueva luz. Orfandad.

                                                 


Existe una orfandad dentro del grito,

un impulso lento de vacío y sin saber,

similar a esa sombra que gotea su sentencia… tan conocida

como hecha de olvido.



Lo eterno seduce nuestra Atención.



Habita entonces cada mano páramo, feliz en el aire, por fin leve… y

llueve ceniza en ráfagas de Vida.

Suave la herida se diviniza.



Toca saltar, inquietarse, acariciar la Quietud, tal vez ser giro.

Nace la rueca del baile de los brazos abiertos, el tiempo de ver cómo

florece en fiesta la esperanza que traspasa lo perdido, los brotes de

cualquier nuevo arco iris o aquel campo azul de tus poemas más

valientes.



El envés del silencio salva siempre con su canto caricia.



Tras las migas del sueño brota la Verdad en útero salvador y rompe

 así la risa el espejo opaco para que canten por fin los mirlos de la

 nueva luz.

Todo bosque revela la importancia del tiempo. Nos conviene acoger

 el bisbiseo de las hojas empapadas en lúcida lección.



Volveremos al embate embozado de otro ariete demente; pero no

 seremos los mismos.

La marea que todo reduce arrastrará lo visto y su llave; pero no

 seremos ya los mismos.

En otro abismo de plomo el fuego conocido crepitará sin piedad

 cómo nueva bala de plata; pero tú y yo no seremos más los mismos.



El lápiz de lo Real evita hoy ser esquivado.

Nuevos nómadas saltan en asombro de las tinieblas a la Luz

Vivos de veras.








lunes, 26 de abril de 2021

Acariciando el Aire

 


He aprendido a acariciar el aire… excavo con mimo su lado más oculto.

Soy capaz de rescatar la historia de la humedad de las piedras de la esquina que tuerce hacia cualquier casa. Auriga del misterio.


Muchas noches solo, con el único beso de una estrella entre las tejas tristes de otra noche. Muchas anhelando esa corteza que tiembla tejida con silencios sin sombra o pies alados en esbozo de infancia.


Soy falso en realidad. Un óxido dulce encallado.


El fuego de mi alma es ahora femenino... similar a las flores del hogar de tu Venus.


Me afirmo Cielo y Naturaleza, fértil místico simio masticando lo mediocre hasta decantarlo entre el abismo y lo tribal, aquello espeso o esa bala que abre y esparce.


He llegado a tiempo a los tambores del alma, al puerto del perfume de los amantes, a esa edad azul de los siete secretos insomnes.


Hay un temblor de plata en todo lo inexplicable.


Voy desnudando sin apuro mi retrato.


¿Y tú?





jueves, 25 de marzo de 2021

La Vida no tiene tamaño


A veces uno se siente solo…

y entonces se deja atrás uno

para en calma ser Camino y Amor.

Así se renace a lo Real como llave de Luz o gota de rocío.

La Vida no tiene tamaño entonces: es la galaxia y el átomo,

tu “yo”, mi “tu”,

la primavera en el tronco pétreo que atraviesa otra quima, todo lo

aprendido a cucharadas en la infancia, dos cuerpos que desafían el
 
fuego en tregua posterior de lluvia y edén.


Somos todos los bosques, cada constelación, el mar, su borrasca

 olvidada, las últimas volutas de un misterio de brea, del centro del

 río penacho de bruma. Lo conquistado.


No tiene forma la Vida, avanza como el paisaje o las arrugas. Lo

 mismo en la mano del viejo tronchando el tallo de un lirio que en el

 níveo talón del bebé arropado en su ausencia feliz... es mi ansia de

 rendición sobre los arrabales del día a día o aquella tan conocida

 huida tuya hacia delante.


No vivimos de hecho… somos la Vida. Victoria.

No la tenemos… nos posee. Paseo.

Tan sólo si resolvemos nuestro eclipse original navega como hoja en

 el viento dichoso este vapor de aire y huesos por sobre las islas del

 consuelo o sus desolaciones.

Sabe esperar la Vida… es eterna. Ecuánime al margen de adjetivos e

 intentos, observando incólume desde lo alto.

Me dijo “patria”, respondí imposible.

Me dijo “amor”, conjugué el silencio.


Ahora soy más allá del sueño en tus pupilas o el aire y suelto ya el

 sarcófago labrado de estos versos.

Te Amo, sí. Debías de saberlo.





martes, 9 de febrero de 2021

Pájaros que cantan en la noche

 


No es fácil detener el latido eterno en el instante efímero… y sin embargo… surgen las maneras como pájaros que cantan en la noche.


Los sueños, racimos de imposibles, hablan entre ellos y nos despiertan, negativos de una foto que apenas desaparece al contacto con la conciencia.


Para pasmo de estrellas, renacemos entonces voluntariosos artesanos que traducen en tercas madrugadas, desde la tentación de sus recuerdos, proyectos oxidados de humo o trajes de ceniza al viento.


Y en ese abismo centellea la Vida, triunfante en la Luz del orden de su círculo vacío, ajena a las torpes predicciones del que nombra temblando.



Justo eso somos: huérfanos que escriben como ofrenda deslizándose entre la niebla del arte en un nuevo intento imposible por esquivar la Verdad.


miércoles, 13 de enero de 2021

Enlace de aire y palabras.


 

Disfruto siendo un orfebre del Aire, manoseando las palabras hasta darlas forma en un juego exacto de cirujano de lo invisible. Eso son estas líneas, clara invitación declarada para ir más allá de ellas… desde su rastro y tú.



No es tan importante qué vamos a hacer como Hacernos... y a veces una charla o lectura nos deshace primero para rehacernos más tarde... y así poder renacer. Somos no un punto finito, sino el proceso continuo de ir siendo.



La Belleza nos salva y es barrera y miseria lo zafio.



Conviene poner atención y atenderse, como un vigía que desde la cofia busca sin ansia con sus ojos de sed el continente de lo verdadero. Nos es primordial para esta travesía urgente el sol del Amor del que brote por fin la vida y su sal; más esa generosa lluvia que empapa y salva desde la Confianza.



No tener miedo es estar muerto...que el miedo te tenga es no vivir.



Nos perseguimos ciegos en el otro, los otros....y nos olvidamos de lo Otro y Nosotros. No nos tenemos más porque no nos detenemos ni un poco y tal vez mi juego de sentencias encubra la búsqueda de esa pausa en ti, cerrar un instante los ojos y sentir el Vacío fecundo que te sostiene humilde, sin alharacas, desde una sencillez callada que apabulla por su llaneza. Existe un espacio entre tu mirada y las cosas. Hogar del Alma.



Metamorfosis o fosilizarse, ¿ quién está leyendo esto? Ser ese vuelo de lo estético que olvida aquello que nos deshumaniza. Ver más allá de mirar.

Y tu sonrisa como pago en el alma.

Y mis manos menudas manejando el Misterio… o siendo tal vez utilizadas por Él.

Ya somos eso que buscamos, ¿ cuando nos vendimos a lo invidente?



Por hoy termino… pero me quedo en tu retina recorriendo los íntimos caminos de aire que te llenan y dan vida. Déjame ser mezcla con ese alma que en ti explota ante la belleza. Disolvamos de la mano las distancias para hallar gozosos la cristalina fuente de lo esencial. Sea. es. Hecho está.


sábado, 19 de diciembre de 2020

VIVIR DE VERAS

Más que existir, Vivir... más que vivir aún, Honrar la Vida.


Alabo la Valentía del Vivir de veras, ese aliento elevado sobre el simple sobrevivir que reivindica como derecho el vivir sobrado.

Y no hablo aquí de osadía o ceguera, canto aquello que nos hace realmente humanos.

Ofende a Dios que injustamente usemos su Aliento como escuálida baratija existencial, desperdicio de sus distinguido don.


En estos tiempos grises donde parece cobrar peso el simple paso de los años, pido sereno vivir desde un consciente valorar de lo auténtico. Quién quiere más…. si uno es menos.

La vida a cubierto, aséptica, ideal, será larga sí; pero insuficiente.


Para nada somos balanzas frías que acumulan sólo el peso de segundos buscando uniformadas el premio de meses que terminarán olvidados en clónicos años sin brillo; ninguna historia que tenga sentido se medirá jamás por el número de trienios acumulados a cualquier precio.

Somos por el contrario y desde la poesía de lo Vivo seres que precisan el roce de una mano amiga, cuantas más mejor; cualquier pícara conexión que hermana el cielo driblando los detalles o ese pálpito cálido que se precisa para sincronizar dos corazones con el lazo de unos besos.


¿ Realmente queremos un futuro sin ternura?

Nuestros niños se atrofiarán si detenemos lo cordial y entonces sufriremos una sociedad muerta, llena de temerosos adultos infantilizados que sin mezclarse siquiera entre ellos llegarán a olvidar el vuelo de las alas del deseo o ciertos abrazos de cielo que salvan al acercar las almas. A quién le seduce ese horizonte helado de distancia entre los cuerpos, un no tocarse impuesto que destruye el alma poco a poco sin remedio. Pareciese el plan de unos seres densos y ocultos.

Suena a obsesión hueca perdurar, a costa del sentir incluso. Ahí no me apunto… aunque me excluyan.



Un mundo que no acepta su humanidad termina vendido al miedo y la nostalgia; deshumanizado, aunque existente. Procesiones de muertos en vida llenarán las calles desinfectadas de ciudades sin alma con sus cartas congeladas en sobres esterilizados, patéticos intentos por remedar el estallido misterioso de ciertas palabras susurradas al oído del amante.


No importa tanto desconocer a dónde vamos… la tragedia real es frenar el baile del aire congelando lo cálido. Vivir es una aventura para valientes.