lunes, 29 de noviembre de 2021

En los charcos del Misterio

 


Dios se llueve a sí mismo

en los charcos del Misterio,

derrocha intactos espejos perfectos

sobre el rostro de todas las cosas.


Existe un reflejo que debe perderse, 

para alcanzar el irisado remolino origen sin mancha.

Hilo azul que enlaza a la Unidad.


Lo sabio es no saber,

ser sólo audiencia... o paso;

pero este esqueleto de sueños

en mano que busca amparo

precisa sujetar siempre, y entonces, el aire ebrio que tanto lo asfixia.


Así rima el poeta entre los restos del pecio

soplando en los rastros de espuma que dejan los días,

así se incendian nuestras sombras aisladas

o toda perversión precipita al fracaso y la peste.


Es cierta la ingrávida senda que nos sostiene,

nube invencible, experiencia de aire,

alado Amor que desnuda el ensueño

para vestirle de lluvia… y Eternidad.


Apenas somos un siseo,

borrasca que tiembla o sonríe,

entre las hojas del Ser.


Y el alma se arrodilla ante este eco.

viernes, 20 de agosto de 2021

De entre los labios del abismo

 


Bajo la ley del mundo voy creciendo


en ágil dejar atrás cuanto no sea instante o Dios.


Yo, tan de agua, y que siempre tuve sed.



Giro así cometa del tiempo,


desde el vergel relativo de todos los absolutos


al fuego que por fin empieza a arder y vivo me arrasa.



De cada muro derribado brotan puentes piedra a piedra,


como flores asoman a las grietas del poema,


en rescate de aquel niño ignorado,


cuna mendiga de tanto pan de llanto.



Existe un silencio palpable entre los labios del abismo de


tus células de bruma,


se abre al mundo en llave de oro o ínfima miga de mar,


fértil atisbo festivo ante tanta razón en retirada.


Silba la Luz.




Mi viceversa se despliega pronta en verso


como agosto o soledad,


huella de estrellas, horca, circo azul,


vínculo salino de promesas,


nuevo desorden.




Me escribo a ciegas, espejo opaco, justo donde clarea el alma,


fiel alba de los caminos venideros,


y te bendigo en la rima, humano de ensueño:


por ti hago finales donde nada se termina.

viernes, 23 de julio de 2021

Dos certezas y un poema


 

Bajo un techo de hayas se escucha el manso murmullo del musgo,


ascienden también sosegadas,


dos dudas humanas, las nuestras,


naturales como cualquier mar de helechos.



Nace el poema.



Entre el esqueleto y los sueños vamos siendo.


Y toda distancia cicatriza al fin en beso


siendo deuda que cimbrea la existencia en nuestros labios.



Surge el lector.



Tras un parpadeo espontáneo


se impone lo Esencial hecho detalle,


el Ser sencillo de lo sereno,


los templos amables carentes de muros con dioses sin rostro.



Brota de improviso otra biografía.



No seremos ya sólo cabalgata de datos,


bostezo de huellas de flor,


sed de los vencidos,


ejército de números glaciales,


soberanos de la nada,


pizcas de sangre,


elogios enterrados.



Vence lo Vivo.



Tras el tiempo del infinitivo,


en el exacto silencio de los bosques de la Luz,


se abre el baile de las libélulas libres,


la esclavitud del revés,


el lazo que todo lo aligera,


otra soledad bajo la bóveda celeste,


lo imposible de explicar,


tu deseo, mi huida, su adiós, nuestro reflejo en el desván de los olvidos…




Y por fin el viento se hace llave


para que a un segundo del eco de la nada


irrumpan en el alma dos certezas:


Solo el Amor nos salva


y este poema no fue nunca literatura... ni por supuesto es casual.




lunes, 31 de mayo de 2021

Molde de palabras despertadas de improviso.


Despunta al alba el séquito de lo sencillo,

lenta se eleva esa alquimia que da espacio,

en puntual cadencia insomne de vereda de segundos.


Hay en ti hoy un parque descalzo, dos semillas de sésamo y mostaza, otro nuevo tren que atraviesa tus párpados,

y el eco de campanas viejas llenándote con su recuerdo de unas manos madre.

Todo es real... y sólo poesía.


Veo a su vez sombras audaces enhebradas a la trenza de la noche, vigilando el balanceo huérfano de otro columpio vacío.

Huele el verso a exilio y hogar.


Has de saber: que nos estamos jugando la Vida… a cada instante.


Cuando el sol de la noche ya no juzgue ni retenga,

en mágica desnudez, bajo el auspicio de un paraguas transparente y su sorpresa, la Luz Verde nos guiará a tientas por la penumbra de ese misterio que sabe a mimo y travesía, a guiño de estrella antigua, a molde de palabras despertadas de improviso.


Sólo algunas caricias suspenden el reloj de arena que duerme en todo pecho, solo algunos versos pueden salvarnos de la herencia terca de tanta soledad.


Justo eso somos: el añico que tiembla ante el espejo tras descubrirse uno hecho de dos… o viceversa.


Y se abre libre tu sonrisa de humo y gris. 

martes, 18 de mayo de 2021

Los mirlos de la nueva luz. Orfandad.

                                                 


Existe una orfandad dentro del grito,

un impulso lento de vacío y sin saber,

similar a esa sombra que gotea su sentencia… tan conocida

como hecha de olvido.



Lo eterno seduce nuestra Atención.



Habita entonces cada mano páramo, feliz en el aire, por fin leve… y

llueve ceniza en ráfagas de Vida.

Suave la herida se diviniza.



Toca saltar, inquietarse, acariciar la Quietud, tal vez ser giro.

Nace la rueca del baile de los brazos abiertos, el tiempo de ver cómo

florece en fiesta la esperanza que traspasa lo perdido, los brotes de

cualquier nuevo arco iris o aquel campo azul de tus poemas más

valientes.



El envés del silencio salva siempre con su canto caricia.



Tras las migas del sueño brota la Verdad en útero salvador y rompe

 así la risa el espejo opaco para que canten por fin los mirlos de la

 nueva luz.

Todo bosque revela la importancia del tiempo. Nos conviene acoger

 el bisbiseo de las hojas empapadas en lúcida lección.



Volveremos al embate embozado de otro ariete demente; pero no

 seremos los mismos.

La marea que todo reduce arrastrará lo visto y su llave; pero no

 seremos ya los mismos.

En otro abismo de plomo el fuego conocido crepitará sin piedad

 cómo nueva bala de plata; pero tú y yo no seremos más los mismos.



El lápiz de lo Real evita hoy ser esquivado.

Nuevos nómadas saltan en asombro de las tinieblas a la Luz

Vivos de veras.








lunes, 26 de abril de 2021

Acariciando el Aire

 


He aprendido a acariciar el aire… excavo con mimo su lado más oculto.

Soy capaz de rescatar la historia de la humedad de las piedras de la esquina que tuerce hacia cualquier casa. Auriga del misterio.


Muchas noches solo, con el único beso de una estrella entre las tejas tristes de otra noche. Muchas anhelando esa corteza que tiembla tejida con silencios sin sombra o pies alados en esbozo de infancia.


Soy falso en realidad. Un óxido dulce encallado.


El fuego de mi alma es ahora femenino... similar a las flores del hogar de tu Venus.


Me afirmo Cielo y Naturaleza, fértil místico simio masticando lo mediocre hasta decantarlo entre el abismo y lo tribal, aquello espeso o esa bala que abre y esparce.


He llegado a tiempo a los tambores del alma, al puerto del perfume de los amantes, a esa edad azul de los siete secretos insomnes.


Hay un temblor de plata en todo lo inexplicable.


Voy desnudando sin apuro mi retrato.


¿Y tú?





jueves, 25 de marzo de 2021

La Vida no tiene tamaño


A veces uno se siente solo…

y entonces se deja atrás uno

para en calma ser Camino y Amor.

Así se renace a lo Real como llave de Luz o gota de rocío.

La Vida no tiene tamaño entonces: es la galaxia y el átomo,

tu “yo”, mi “tu”,

la primavera en el tronco pétreo que atraviesa otra quima, todo lo

aprendido a cucharadas en la infancia, dos cuerpos que desafían el
 
fuego en tregua posterior de lluvia y edén.


Somos todos los bosques, cada constelación, el mar, su borrasca

 olvidada, las últimas volutas de un misterio de brea, del centro del

 río penacho de bruma. Lo conquistado.


No tiene forma la Vida, avanza como el paisaje o las arrugas. Lo

 mismo en la mano del viejo tronchando el tallo de un lirio que en el

 níveo talón del bebé arropado en su ausencia feliz... es mi ansia de

 rendición sobre los arrabales del día a día o aquella tan conocida

 huida tuya hacia delante.


No vivimos de hecho… somos la Vida. Victoria.

No la tenemos… nos posee. Paseo.

Tan sólo si resolvemos nuestro eclipse original navega como hoja en

 el viento dichoso este vapor de aire y huesos por sobre las islas del

 consuelo o sus desolaciones.

Sabe esperar la Vida… es eterna. Ecuánime al margen de adjetivos e

 intentos, observando incólume desde lo alto.

Me dijo “patria”, respondí imposible.

Me dijo “amor”, conjugué el silencio.


Ahora soy más allá del sueño en tus pupilas o el aire y suelto ya el

 sarcófago labrado de estos versos.

Te Amo, sí. Debías de saberlo.